Tercer Domingo de Cuaresma
Solemne Procesión de la Venerada Imagen de la Santísima Virgen de Dolores “La Dulce Madre de Jocotenango”
Parroquia Nuestra Señora de la Asunción
Jocotenango
Sacatepéquez
7 de marzo de 2010
Alegoría del Anda Procesional
“El que me encuentre, encontrará la vida y alcanzará del Señor la Salvación…” (Prov. 8, 35)
Mensaje Procesional:
El Abad de celles afirmaba: “Al encontrar a María se han encontrado todos los bienes”. Y así es, el que encuentra a María, encuentra todo bien, toda gracia, toda virtud; porque ella con su potente intercesión nos obtiene todo lo que necesitamos para hacernos ricos de gracias divina. Por medio de ella obtenemos todas las riquezas de Dios, es decir, las divinas misericordias, para distribuirlas en beneficio de quienes la aman. También san Buenaventura decía, que debemos tener los ojos puestos en las Manos de María para recibir de ella los bienes que necesitamos.
María es la celestial paloma que trajo al mundo, la señal de misericordia, ya que ella nos dio a Jesucristo que es la fuente de la misericordia; y de la misma manera nos guía hacia la vida eterna. La Virgen se ocupa de obtener misericordia para todos, tanto justo como pecadores, porque ella está llena de gracia y piedad, que le basta para proveer a todos, sin que a ella le falte.
Detalle del Adorno:
Sobre un decorada gótico, representando el sin sentido de la vida. Lleno de oscuridad y momento de una frágil fe, se observa al frente un frontispicio gótico, con la escritura “ El que me encuentre, encontrará la vida…” Al Centro y sobre un joyero, símbolo del tesoro más grande del cielo y la tierra, descansa la imagen de la Virgen María, representada por la Dulce Madre de Jocotenango; haciéndola ver como llena de gracia, misericordia y piedad; con sus brazos abiertos, dispuesta a dar la quien le pida. Cierra el conjunto, un ojival con el Espíritu Santo, representando la voluntad que Dios tiene hacia nosotros, dándonos a la Virgen como el más grande tesoro. Y en el interior, un vitral, con el corazón de María, repartiendo todas las gracias que ella nos regala y conduciéndonos a la vida, que el Señor nos ha preparado desde la eternidad donde se acaba todo sufrimiento y pena, es decir, al Cielo. Complementa el decorado, la frase: “Y alcanzará del Señor la salvación…”
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