jueves, 9 de abril de 2009

Velación Señor Sepultado de la Escuela de Cristo

Miércoles Santo

Velación de la Consagrada Imagen del Señor Sepultado de la Escuela de Cristo

Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios

“Templo de la Escuela de Cristo”

Antigua Guatemala


La Muerte y Redención de Cristo


La Redención es el sacrificio más grande de amor que Jesús soportó para la salvación de nuestras almas. Este sacrificio de cristo es único, da plenitud y sobrepasa a todos los sacrificios (Hb 10,10). Ante todo es un don del mismo Dios Padre: es el Padre quien entrega al Hijo para reconciliarnos con Él (Jn 4,10). Al mismo tiempo es ofrenda del Hijo de Dios hecho hombre que, libremente y por amor (Jn 15,13), ofrece su vida.


La redención de Cristo hace alusión a la vida, la muerte, el pecado y el sacrificio, en el inicio del altar de velación encontramos terreno árido, el camino al Gólgota o en donde caminan las santas mujeres que acompañan en su dolor a María Santísima de la Soledad que camina sobre un puente resignada, acompañada de San Juan y María Magdalena. Posterior a esto encontramos un ángel que representa a Cristo Sacerdote, a su lado encuentra una vela, símbolo de la Luz de Cristo y de todos los hombres. Rodeado por tres cruces: la cruz del centro representa el “amor hasta el extremo” (Jn 13,1) que confiere su calor de redención y de reparación, de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. La cruz al lado derecho con un lienzo blanco representa al buen ladrón (Lucas 24, 40-42); y la cruz al lado izquierdo con un lienzo negro representa al mal ladrón (Lucas 24,39), con la leyenda en latín “Mors Morten Superat” (El día de la muerte). Sobre esta parte está suspendida la muerte revestida de una capa negra sosteniendo el mundo; una guadaña misma que representa el pecado, la desobediencia, la oscuridad y ante todo la destrucción de la humanidad. Es entonces como lleno de luz encontramos a la Consagrada Imagen del señor Sepultado de la Escuela de Cristo, posada sobre el Águila, el Ángel, el León, y el Buey, que son identificativos de los cuatro Evangelistas. Al fondo aparece Dios Celestial representado por el triangulo, y a su lado el Espíritu Santo dador de la luz y la sabiduría


Al entregar a su Hijo por nuestros pecados, Dios manifiesta que su designio sobre nosotros es un designio de amor benevolente que precede a todo mérito por nuestra parte: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a dios, sino en que el nos amó y nos envió a si Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4, 10:4, 19) “La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Rm 5,8).



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