Segundo Lunes de Adviento
Solemne Rezado de la Venerada Imagen De La Inmaculada Concepción de María
Parroquia Santísimo nombre de Jesús
“Templo La Recolección”
Guatemala
7 de Diciembre de 2009
“María Obra Perfecta de la Creación”
Ya en la iglesia militante.
Es dogmática canción
Que sois en la creación,
Pura, limpia y radiante.
Desde cuando Dios pensó en glorificar a su Hijo, ha pensado también en la Madre que le iba a servir como puente por el cual el Hijo desde la eternidad bajaría a la humanidad.
Dios hubiera podido servirse de otras formas o normas para realizar este su plan; pero escogió el proceso humano para que el Hijo se asemejara en todo al hombre menos en el pecado (Hbr. 4,15) y es propiamente esta circunstancia la razón que da a María el máximo privilegio entre todas las mujeres.
Pues ella debería ser pura no solamente en el alma para participar más íntimamente en los sentimientos de su Hijo, sino también en el cuerpo para que el Salvador del Género Humano asumiera una carne pura e Inmaculada, de otro modo sería un sacrilegio el solo pensar que el cuerpo de aquel “que iba a quitar el pecado del mundo” (Fn 1,29) estuviese manchado o unido a una carne manchada…; o aquella “sangre que iba a ser derramada para la remisión de los pecados” (Mt 26,29) trajera origen de una mujer contaminada. En tal caso no hubiera sido posible la redención.
En vista de todo esto decimos que María estaba en la mente de Dios desde la eternidad y que Dios mismo la iba preparando a que Ella fuera la obra maestra de la creación y digna Madre de su Hijo.
Considera, alma, aquel Artífice Soberano, empeñado desde su eternidad de dar a luz una obra cuya Soberana idea, fue deliciosa diversión de la eterna sabiduría, pues se le reveló a Santa Brígida, que la concepción de María Santísima fue eterna complacencia del soberano Autor que la formó para Madre del mejor Hijo, y por eso la mejor de todas las criaturas, concurriendo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, a esfuerzos del poder, a esmeros de la sabiduría y dispendios del amor, a dibujar el lienzo de la naturaleza una imagen que fuese glorioso desempeño de todas sus obras, no quedándole al Padre que hacer, ni al Hijo que idear, ni al Espíritu Santo que decir, sino “toda hermosa eres María y no hay mancha de pecado en ti”.
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